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Nuestras heroínas de 1918

                                     Las Faeneras de Málaga
Quedaron en el olvido los acontecimientos de 1918 por las reivindicaciones de las trabajadoras españolas, ignorado por muchos, y otros no quieren recordar aquellos lucha de nuestras abuelas, como los Sindicatos o partidos políticos de la actualidad. Fue la lucha de nuestras abuelas por mejoras salariales y la regulación de la jornada laboral, generalmente solo recuerdan acontecimientos extranjeros de mujeres de la clase alta pidiendo el voto, o el luctuoso del incendio en Nueva York, pero no de lucha obrera concreta realizada de mujeres por un salario digno e igualitario, así como por la conciliación familiar.

El día 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, o Día Internacional de la Mujer, se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie  de igualdad con el hombre. Institucionalizado por decisión de las ONU en 1975,  con el nombre de Día Internacional de la Mujer.

El desconocimiento ha hecho creer que se conmemora por el incendio en Nueva York de la fábrica de camisa Triangle Shirtwaist.  Ocurrido el 25 de marzo de 1911, murieron 123 jóvenes trabajadoras (la mayor de 48 años, la menor de 14) y 23 trabajadores, con 71 heridos, la mayoría inmigrantes, no podieron salir del edificio, porque habitualmente eran encerradas, y no tuvieron posibilidad de escapar. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de USA, y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre.
Pero los antecedentes son muchos, en 1789  las mujeres parisinas reclamaron la igualdad social bajo el lema  «libertad,igualdad y fraternidad». A mediados del siglo XIX cuando los movimientos reivindicativos de la mujer  tomen fuerza: lucha por el sufragio femenino, la reivindicación de la igualdad, la denuncia de la opresión social, familiar y laboral. Surgieron entonces los denominados movimientos sufragistas,  inicialmente de origen burgués, con figuras como Flora Tristán.
Los primeros grupos feministas tendrán como gran aliado teórico el libro de Friedrich Engels, publicado en 1884, «El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado» y surgirán dentro de los movimientos anarquistas la reivindicación de la separación entre sexualidad y reproducción,  la defensa de la maternidad libre, la liberación femenina, la libertad sexual, la promoción de la planificación familiar, el cuidado de los niños así como el uso y difusión de métodos anticonceptivos artificiales.

Las primeras celebraciones del Día Internacional de la Mujer se realizó  el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, exigieron para las mujeres el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral, 6 días antes de la tragedía de Nueva York.

En la España de 1918 la revuelta femenina fue conocida como:

                                    – La revuelta de las faeneras –


Texto recopilado y editado por Juan Luis Valenzuela, en marzo de 2018

La rebelión de 800 malagueñas al grito de «queremos que baje el precio del pan», todo un ejemplo de lucha. Ocurrió hace 103 años  una revuelta femenina que generó distintas e importantísimas movilizaciones populares acaecidas en la capital de Málaga del 9 y el 21 de enero de 1918. Mujeres ejemplos de dignidad y de lucha por mejorar las condiciones de vida y que, como siempre, algunas pagaron con su propia vida al oponerse al sistema caciquil y antisocial de la época.

                           Primera revolución femenina en Málaga
En Málaga aún se recuerda este importante hito histórico y feminista pero no con la dimensión exacta que sería necesario en un episodio de dignidad y lucha contra la injusticia como fue esta revuelta que desembocaría en una inédita huelga general provocada por un grupo amplio de malagueñas. Un hecho que ancla su origen en las protestas ante la exorbitante subida del precio de los productos básicos, entre ellos el pan y los productos de primera necesidad. Esta fue la causa inicial que generó numerosas movilizaciones lideradas e impulsadas por mujeres trabajadoras, «Las faeneras», llamadas a sí por dedicarse a determinadas «faenas» laborales tales como la venta del pescado, labores de las almendras, envase de naranjas, limones, etc… Todo ello además de las labores domésticas en una época de nula conciliación familiar. El final de esta lucha y movilización en la capital de Málaga se saldó con cuatro personas muertas -dos mujeres y dos hombres-, y una veintena de heridos. Lo allí acaecido derivó en una absoluta conmoción y rechazo en la opinión pública de todo el país. De estos hechos se hicieron eco distintos medios nacionales de la época​. Para muchos estudiosos de la lucha obrera y del feminismo se la considera la primera revolución femenina en Málaga marcando un antes y un después en la feminización de las organizaciones obreras.

– Ochocientas faeneras protestan en la calle
Pero vamos al relato histórico. En la Málaga de principios de 1918 el precio del pan en Málaga no paraba de subir hallándose en nos precios desorbitantes e inalcanzables para la inmensa mayoría de las familias modestas, es decir para la mayoría de la población de la época. Tenemos que verlo además en un contexto histórico de la plaga de la filoxera en el campo y en la coincidencia de la I Guerra mundial. Ese mes alcanza el precio de 55 céntimos el kilo y colma la indignación popular. El 9 de enero, y sin previo aviso, un grupo de unas 800 faeneras recorrieron las calles de la capital malacitana en protesta contra esta subida. Este amplio número de valientes mujeres llegaron hasta las mismas puertas del Gobierno Civil al grito de «queremos que baje el precio del pan».
Recibidas por el gobernador civil, Rodríguez de Rivas, este les prometió tomar medidas para abaratar el precio de los productos básicos, así como una restricción de las exportaciones de estos productos desde el puerto de Málaga. Sin embargo, estas promesas no convencieron a las manifestantes, que tras debatirlo decidieron invadir el Ayuntamiento. En un claro ejemplo de dignidad se alzó como portavoz Concepción Mesa, una anciana obrera de las faenas de la almendra, que explicó al alcalde -el liberal Salvador González Anaya- sus reivindicaciones. El regidor también prometió adoptar diversas medidas.

– Amenazas del poder local
Tras abandonar el Ayuntamiento, la manifestación recorrió el centro de la ciudad hasta la Alameda Principal. La movilización finalizó emplazando a las manifestantes a una asamblea en las puertas de Industria Malagueña -la fábrica textil de las familias Heredia y Larios-, el 11 de noviembre. La invasión del Ayuntamiento resultó ser una medida efectiva, ya que al día siguiente el alcalde inició una ronda de reuniones para presionar a los diferentes representantes empresariales que controlaban la producción y distribución de productos básicos para abaratar los precios. La negativa de estos a tomar medidas llevó al alcalde a amenazarles con establecer tablas reguladoras de precios. Esta amenaza provocó una fuerte reacción del lobby industrial, que consiguió que el alcalde liberal fuese fulminantemente cesado y reemplazado por el conservador Mauricio Barranco.

– El mitin de mujeres y nueva manifestación
El día 14 se celebró un mitin multitudinario en la sede de la Juventud Republicana situado en la calle Beatas. El recinto se abarrotó con 2.000 personas, quedando fuera otras 6.000 personas según datos oficiales. En el acto intervinieron varias oradoras: Dolores Balaguer, María Valdés Pérez y Concepción Mesa, a las que acompañaron representantes de diferentes sociedades obreras, que convocaron una manifestación al día siguiente – que partiría desde la Alameda de Colón – en la que los hombres marcharían detrás de las mujeres para garantizar que se respetase el derecho de éstas a manifestarse.
El día 15 la manifestación partió de tres puntos diferentes: En el Puente de Tetuán se concentraron las mujeres procedentes de los barrios de El Perchel, La Trinidad y El Bulto. Un segundo grupo bajó desde Capuchinos y La Victoria para confluir con el primer grupo en Calle Granada. Finalmente, un tercer grupo subió desde las Playas de Huelin acompañadas de los obreros de los Altos Hornos de Málaga.

– Cargas policiales
Los tres grupos confluyeron en el Gobierno Civil, agitando banderas y pancartas con lemas como «Vivan las mujeres unidas», «Viva Málaga» o «Muerte a los acaparadores». Tras una breve reunión con el Gobernador, las autoridades exigieron que se disolviese la manifestación y empezaron las cargas policiales. Las primeras cargas en la acera de la Marina fueron repelidas por grupos de mujeres con piedras y palos. La Guardia Civil empezó entonces los primeros disparos con fuego real, que provocó una desbandada de la manifestación hacia el centro de la ciudad. Las cargas y los disparos de fusiles continuaron hasta calle Larios y la plaza de la Constitución hasta dejar las calles desiertas de ciudadanía, y ocupadas por las fuerzas militares. «El centro parecía un campamento», describiría al día siguiente la prensa local.

– Cuatro muertos
El balance se saldó con cuatro manifestantes muertos, 17 heridos de diversa consideración y dos guardias con heridas leves. En la madrugada del 16 las autoridades clausuraron los locales obreros de Málaga, sin apercibimiento previo, para impedir una respuesta a los sucesos del día anterior. Ello no impidió que desde primera hora de la mañana comenzase el paro en señal de duelo y de protesta de los trabajadores portuarios, del transporte, carpinteros, albañiles, tipógrafos y herradores. A media mañana se constataba un cierre general de los comercios de la ciudad. Tras el almuerzo se unieron al paro los trabajadores de las industrias y las fábricas.

– Doce mil personas se manifestaron y lograron sus objetivos
Por la tarde, unas 12.000 personas se dirigieron en manifestación al Hospital Militar, donde se encontraban los cadáveres de los manifestantes. Las autoridades militares impusieron realizar el entierro de madrugada para evitar que se crease una comitiva fúnebre masiva. Al día siguiente se mantuvo la huelga, a la que se fueron sumando otros sectores (oficinistas, escuelas, institutos, costureras y barberos). Mientras tanto, las autoridades civiles negociaban la bajada de precios de los productos básicos para acabar con el conflicto. El día 21, tras constatarse la bajada de precios, la huelga finalizó.

Las faeneras, mujeres valientes y combativas, lograron sus objetivos. Un ejemplo de valor y de lucha que ahora se conmemora a los cien años de su historia y que puede considerar como una de las primeras revueltas feministas en España.

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