100 años que marcaron varias generaciones proletarias, con ascenso y triste declive en ventajas sociales y salariales. «El camino de la vida puede ser libre y bello; pero hemos perdido ese camino1 ». Debemos de perseverar y volver a realizar una revolución para retornar a ese pasado de hace «cuatro días».
Desde finales del siglo XX y principio del XXI, los asalariados han perdido paulatinamente su identificación y la memoria olvidando las ventajas sociales y económicas logradas durante siglo y medio de las luchas de sus abuelos haciendo vigente las palabras de Bujarin al triunfo de la Revolución rusa: «Tratando de obtener las mayores ganancias, los capitalistas buscan fuerzas de trabajo, más baratas y al mismo tiempo la mayor explotación posible». Se persigue así la «cacería» de trabajadores, lo que se llama en Occidente «el efecto llamada». Y al tiempo en aras del máximo beneficio se desplazan mercancías y capitales cada vez más lejos de su país de origen2.
Con estos renglones algunos ya estarán pensando “salió el comunista de turno”, nada más lejos de la realidad, no porque no sea interesante la filosofía comunista, sino que hoy en día es muy difícil serlo e imposible en esta sociedad, es como volver a una comunidad esenia que en esencia podría ser la comunista, pero tenemos pequeñas propiedades que no compartimos con la comunidad, como el coche, vivienda, móvil…, y ante los que me acusarán de serlo, les indico: «Ser comunista no es reclamar el control de los medios energéticos por el Estado (agua, luz, gasolina) o potenciar las energía renovables»; en España prohíben y sancionan por utilizar el astro sol al no permitir a los particulares el uso de placas solares. No es ser comunista pedir la eliminación de tantos intermediarios entre el agro y el consumidor. No es ser comunista exigir que las grandes empresas y fortunas particulares paguen sus impuestos como el asalariado o autónomo. No es ser comunista eliminar y penalizar la ingeniería financiera y tributaria, para evitar pagar al Fisco. No es ser comunista tener la Educación, Sanidad y prestaciones sociales públicas, que abarque a todos, y a los más necesitados en especial.
Todo por la imagen distorsionada, y a veces cierta, de ciertos regímenes comunistas que hemos conocido, regímenes manipulados por algunos dirigentes al mantenerse en el poder a toda costa, eliminando pensadores como en el caso de Bujarin (Moscú, 1888-1938), y muchos otros desconocidos. Regímenes que convirtieron al partido en Gobierno y Administración única cayendo en la más abyecta burocracia y nido de corrupción, al igual a como ocurre en las supuestas democracias actuales, y en la falsa democracia de España. O como en ese otro supuesto país comunista, al que no se le critica por definirse así, China, posiblemente la 1ª potencia económica mundial, que se elevó a ese puesto por el Capitalismo agresivo de la Globalización, siendo primero objetivo del Capital por su mano de obra barata; pero que han controlado los medios de distribución y hoy es el competidor a quién temen las llamadas Democracias burguesas controladas por al Absolutismo Financiero, las que controlan y pregonan las excelencias de la Democracia burguesa, o como dice José Manuel Bermudo, “Democracia burguesa no es otra cosa que dictadura de la burguesía cuando se basa solo en el Derecho (sus derechos)”.3 Han logrado conseguir, 100 años después, el retorno a un nuevo absolutismo, el Absolutismo Financiero.
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