Entre representantes de monarquías e iglesias sin escrúpulos no cabía otra cosa, hoy el VI de los Felipe, el que espero que sea el último de las distintas estirpes monárquicas españolas, el de la más perversa, abyecta, asesina de todas, la borbónica, se ha reunido con los “popes” de la Iglesia y les ha agradecido su “gran impacto” en la actividad caritativa y asistencial de la Iglesia, sobre todo durante la crisis, y su contribución a la cohesión social, apoyando y defendido el marco creado por los Acuerdos entre el Estado y la Santa Sede, después seguramente rezaron un responso por el dictador fallecido hace 41 años.
Lógico cuando las realezas españolas desde sus inicios con los llamados católicos, estos Trastamara iniciaron, tras la boda pseudo-secreta en 1469 que por la consanguinidad entre ambos podrían ser excomulgados, y obtuvieron en diciembre de 1472 del papa Sixto IV la Bula que dispensaba al matrimonio de sus lazos de consanguinidad, a cambio de favores por mediación del cardenal Borgia, este pidió el ducado de Gandía bajo la corona de Aragón, fue concedido en 1485 cuando Fernando se convierte en rey de Aragón. El cardenal Rodrigo Borgia, en 1492, sale del cónclave convertido en Alejandro VI, los Reyes de España reciben, a través de una bula expedida por él, el título de católicos. Y favores por favores, los Reyes Católicos construyen el templete de San Pietro in Montorio en Roma hacia 1500, y posteriormente el convento que lo circunda, ese fue el inicio de los Acuerdos entre España y la Santa Sede que dura más de 500 años. Continuó con los austriacos y con los borbones, hasta el indigno dictador la restauró ilegalmente como reyezuelo, al no poder crear su propia dinastía por imperativo temporal, entre su nieta María del Carmen Esperanza Alejandra de la Santísima Trinidad Martínez-Bordiú y Franco con Alfonso de Borbón y Dampierre. El VI se reúne con esa jerarquía que nunca condenó el recibir brazo en alto la llegada de los insurrectos cuando entraba y en múltiples ceremonias posteriormente. Jerarquía de una iglesia que vive siempre a la sombra del poder, para ellos y acólitos, no de los creyentes, la que solo reparte el 1% de la casilla del IRPF en beneficencia, la que pone a su nombre edificios, iglesias, palacios y todo lo posible en base a una Ley franquista de 1944 donde se equipara al eclesiástico (el obispo) con un fedatario público, es decir coomo un notario, norma no derogada e inconstitucional, y apoyada con la reforma de la ley Hipotecaria de 1998, durante el Gobierno Aznar, que permitió a la Iglesia, y solo a la Iglesia, inscribir lugares de culto y otras propiedades que no estuvieran registradas. Ley no compatible con los principios constitucionales de igualdad religiosa, neutralidad y separación entre Iglesia y Estado, según la Constitución de 1978. Amén de los privilegios concedidos y controlados por ellos en Educación, la concertada, Sanidad y Prestaciones sociales con cientos de miembros en sus centros, cobrando aparte, Sin impuestos, y con más de 10.000 millones de € anuales para la Iglesia sin fiscalización, aparte de los reparaciones en templos o cualquier edificio eclesiástico que piden y que en muchos de ellos cobran por visitar.
No queda más remedio que clamar ¡Ni iglesia, Ni este tipo de Patria, Ni rey!
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