Comprendo perfectamente el porqué de la Ley Mordaza con la justicia que aplican y la relación de estas con las dictaduras al coartar la libertad de expresión, críticas de algunos partidos llamados democráticos y que habitualmente han achacado a los países de la órbita comunista, sin querer acordarse de la nuestra, ni las dictaduras americanas, las de Oriente Medio, las de África, las de Asia, todas ellas sostenidas por los EEUU. Pero en nuestro país ha sido impuesta por el partido heredero del franquismo, el mismo que no ha condenado aquella aberración durante los últimos 38 años, no lo hacen porque no reniegan de él al ser en su mayoría herederos, hijos o nietos de los que infirieron la mayor ignominia al pueblo español durante 40 años.
Aquí penado está criticar a la monarquía, monarquía que en sus trescientos años ha dado corruptos, asesinos, degenerados, ninfómanas y todo tipo de aberraciones que el ser humano puede hacer, signos de degeneración en una sola familia. Y aun así no es legítimo pedir que no nos representen, pudiendo ser condenados por sacar a la luz sus fechorías actuales y las pasadas recientes, quieren la clandestinidad de los republicanos.
Pero condenan a Rita al enseñar las tetas en protesta por una capilla en la Universidad Pública pidiendo el cumplimiento de la Constitución de 1978. Pero al sacerdote gallego acusado por tres mujeres de haber abusado de ellas cuando eran menores, la justicia no interviene, solo su iglesia y juzgado por sacerdotes, siendo condenado con la exclusión porque «supone un correctivo para la persona, al ser excluido de un estado y servicio que él había querido».
Tampoco se condenan las declaraciones de arzobispos, obispos, sacerdotes o miembros de la iglesia por insumisión a la Constitución según la nueva Ley Mordaza, al estar en contra de las leyes que protegen a mujeres o niños  con declaraciones como las del obispo de Tenerife «hay menores que desean el abuso e incluso te provocan»; arzobispo de Valencia «veo peor abortar que abusar de niños»; arzobispo de Granada «es mucho más grave el aborto que la violación de niños por parte de sacerdotes», o «el aborto justifica la violación».
Pero los titiriteros son condenados por apología del terrorismo en Madrid y no en otras ciudades por la misma función, es un arte de más de cuatrocientos años donde la mofa hacia el señor, reyezuelo o malandrín es habitual y castigado por un héroe normalmente mediante la espada o garrote, y siempre permitida, pero en esta representación no por alguna parodia fuera de lugar, sino por el uso del nombre de un grupo terrorista ya extinto es denunciado, ¿por quién?, parece existir comisarios políticos al servicio de los malandrines del partido gobernante.
Pero lo paradójico son las representaciones que año tras año y en múltiples localidades españolas, todas auspiciadas por la Iglesia en su llamada semana santa, en contra del artículo 578 del Código Penal que regula este hecho como delito: El enaltecimiento o la justificación por cualquier medio de expresión pública…de quienes hayan participado en la realización de actos que entrañen…humillación de las víctimas…, no es considerada delictiva porque en realidad esconde el negocio eclesial y la demostración real de poder de los gobernantes de todos los tiempos que ningún cristiano apoyaría si lo viera como es, la representación de humillar a Cristo, su ídolo, bajo el pretexto de que lo hizo por la Humanidad, contando con el apoyo eclesial como se refleja en la carta de San Pablo a los Hebreos 13:17, «Hermanos, obedezcan con docilidad a quienes os dirigen, porque ellos se desvelan por ustedes, como quien tiene que dar cuenta… Por supuesto, todos estos están sujetos a la ley de Dios y allí es donde nuestra primera alianza tiene que estar».
La conclusión es que Él no fue obediente y mereció el castigo. En nuestro caso es volver a una dictadura camuflada apoyada por la iglesia una vez más.