Le vino a la memoria la convocatoria del 1 de mayo de 1970 en la Plaza de Callao a las 12, puntualmente al abrirse el semáforo alguien saltó al grito de Libertad, Libertad…, varios le siguieron con el mismo grito, no llegaron al centro de la Gran Vía cuando una lechera les cortó el paso y los introdujeron en su interior, como dijo Freud cuando salió de la Alemania nazi «de todo corazón puedo recomendar la Gestapo a cualquiera», eso piensa aquel manifestante ahora de «aquellos amables grises». Aún no militaba en ningún partido, solo era enlace sindical de su empresa, fue el inicio, nunca más pudo estar en casa en fechas previas al 1 de mayo, luego vinieron otras detenciones, cárcel, libertad provisional, condena, en busca y captura en la clandestinidad interior, se entregó cuando la Amnistía de 1976 y Paca Sauquillo tramitó su puesta en libertad definitiva. 45 años después aún sueña con la transformación de las estructuras económicas de la sociedad, con el fin de realizar una sociedad más igualitaria y libre, porque tras la muerte del dictador se consolidaron muchas de las mejoras largamente reivindicadas a costa de muertes y encarcelamientos durante la dictadura, y en menos de una legislatura han ido desapareciendo, esto sacó a algunos de aquellos antiguos luchadores del Hypnos (sueño o corta muerte), y en la medida de sus posibilidades han vuelto a la lucha, apoyando cualquier iniciativa para su recuperación, es la añoranza de aquél mundo perdido de su adolescencia impregnada de ideales románticos.
Aquella lucha contra el dictador la perdieron, la perdimos, sí, fuimos derrotados como lo hizo el Cid, después de muerto, sin haber podido llevar al banquillo al mayor genocida español, derrota remachada en las elecciones de 1977 donde la mayoría de los partidos políticos no fueron legalizados, muchos de ellos quedaron sumidos en el Thánatos (la muerte o largo sueño), pero algunos viejos militantes despertaron con LA COMUNA, tomando el testigo de aquella lucha para intentar derogar la Ley de Amnistía 1977 como punto final del genocidio español, experiencia trágica que jamás debe ser olvidada como hace Alemania con el nazismo.
Única iniciativa que ha prosperado incluso con lo imposible en la izquierda, ponerse de acuerdo presos y represaliados políticos con una causa, hay anarquistas, trotskistas de LCR, FRAP, PCE, MCE, ORT, ETA (político-militar)…, nadie del PP. Muchos de aquellos luchadores de antaño han fallecido sin ver a nadie sentado en el banquillo, algunos solo esperan eso, otros quieren pasar página, contarán las batallitas del abuelo en lugar de aportar su experiencia de lucha en la clandestinidad, y al igual que han servido las estrategias de Alejandro Magno, Julio César, Napoleón… para la historia, pueden servir aquellas largas noches de acciones y repartos de la clandestinidad a la luz del día.
Incluso entre ellos hay quién sigue creyéndose único en la defensa de un ideal político de antaño, sin darse cuenta que los países como paraísos en los que creían, no eran perfectos hasta caer en el ridículo, como la postura en la defensa a ultranza de ese español del reportaje sobre Corea del Norte y sus logros, patético espejo de muchos que mantienen la ceguera, aquellos paraísos sin excepción se esfumaron, la China de Mao, la URSS, la Albania de Enver Hoxha, tampoco lo ses USA, Inglaterra, Alemania, todos sin excepción tienen grandes y distintas carencias, algo mejor podría ser Suecia o Finlandia.
Deberían de recuperar parte de la ilusión con las que nos iniciamos, el logro de una sociedad más igualitaria y libre. Los que se llaman izquierdas deben dejar de practicar la crítica destructiva, el todos contra todos, motivo por el que triunfa la derecha, se defienden incluso sabiendo su corrupción, crímenes o delitos de todo tipo, diciendo descaradamente «hasta que la justicia no dicte sentencia no hay nada definitivo». La izquierda debería limitarse a expulsar a sus corruptos y dejar de utilizarlos como arma arrojadiza entre ellos, antes el enemigo era la dictadura franquista ahora es la dictadura financiera, y a ella intenta hacer frente un partido con ideas nuevas, sin concreción ideológica ni la ortodoxia de antaño, solo tiene la pretensión de esa sociedad más igualitaria y libre que buscábamos en la dictadura. Peligran los privilegios de la casta política, por eso es atacado por la derecha, y criticado ferozmente por los progresistas de cualquier signo para que se definan ideológicamente, en lugar de lograr una convergencia para derrotar a los causantes de nuestro retroceso social.