Para completar los ataques a PODEMOS, se inició desde la derecha más reaccionaria con toda clase de improperios descalificativos, acusados desde de extrema izquierda a nazis, pasando por los grados intermedios; acabado el argumentario surge una nueva andanada, esta viene de las filas comunistas, socialdemócratas, pseudosocialistas…, personas que tienen o han tenido una postura beligerante frente a los nuevos saduceos del Partido Prevaricador. Críticas que pretenden segregar a PODEMOS desde posturas llamadas de izquierda, críticas feroces de los que tienen rasgos comunes en lugar de establecer un punto de encuentro frente a los que desmantelan lo social. En los momentos actuales la ciudadanía reclama su seguridad económica mediante el empleo, sueldo digno y ventajas sociales, más que el rigor de un programa ideológico, en definitiva arreglar su casa, en este caso España. Es lo que transmite PODEMOS y está siendo entendido por parte de la ciudadanía, que al igual que los fariseos (en hebreo significa «los segregados»), transmiten formas desarrolladas de igualitarismo donde los bienes pasen a ser parte de la comunidad (en cuanto a un estricto control de los medios energéticos y pago de impuestos, sin menoscabar la propiedad privada de ellos), y que los frutos del trabajo personal junto a esos impuestos se distribuyan según las necesidades de: Sanidad, Educación, Asistencia social, Desempleados…, nunca a salvar la Banca causante de las crisis.
Son ataques duros de los que defendieron o dicen defender los mismos postulados, pero que en los últimos años no lo hicieron como debían, y sin querer ver tampoco que bastantes de sus dirigentes han sucumbido a los cantos de sirena de los saduceos, copando dirección de bancos, cajas, grandes empresas públicas, energéticas, de telecomunicaciones por la llamada «puerta giratoria». Es el caso del partido fundado en 1879 por otro Pablo Iglesias junto a 24 personas, y al que cien años después, en 1979, anulan su esencia primordial «el marxismo», claro giro derechista con el único fin de gobernar y obtener el beneplácito de los gobiernos liberales, de los financieros y del mercado libre; consiguiendo el efecto parecido a la Restauración de 1875 «el bipartidismo» que funcionó hasta 1931, y recuperado a partir de 1975. Al llegar al poder en 1982, con el lema OTAN NO, que fue sí, se dio un enorme salto cualitativo en mejoras sociales y libertades, pero también crearon las ETT, inicio de los contratos basura porque al finalizar se perdía automáticamente el derecho a la ayuda social, y principio de los recortes en las prestaciones por desempleo, y con la llegada al poder del Partido Prevaricador lo aplicaron hasta la total aniquilación. Miembros y simpatizantes de ese partido, entre ellos el «descamisao» Alfonso Guerra, pide sin pudor al gobierno actual acabar con PODEMOS, o el cantautor que en la década de los 70 simpatizaba con una organización antifranquista (Sabina) dijo: -no recuerdo exactamente sus palabras-, «mis canciones son para el pueblo y no me someteré a los dictados capitalistas», que lejanos aquellos tiempos, ahora pregona el revisionismo de su actual partido, exigiendo a PODEMOS renunciar en su ideario el principio marxista de la confrontación de intereses, confrontación entre asalariados y patronos (donde unos exigen trabajo no esclavista frente a otros que desean beneficios de forma indigna), ¿cómo abandonar ese principio? si toda la ciudadanía es asalariada, a excepción de una minoría acaudalada, principio cuya filosofía ha sido y es la base y motor de los avances de la Humanidad. Desean sustituirla por una propia, para no molestar, cuya fórmula es la consecución de domeñar el capitalismo, nunca logrado, todo lo contrario, se han doblegado a sus encantos. Otros ataques provienen de los seguidores de la III Internacional, los nuevos zelotes, los que anteponen el cumplimiento estricto de lo ideológico para la consecución de mejoras sociales.
Hay que ser realista, en estos momentos la ciudadanía demanda como única ideología, poner fin a los ajustes neoliberales y recuperar los derechos conseguidos durante cien años de reivindicaciones, casi totalmente perdidos en poco menos de tres, afectando a 6 M de parados, a asalariados con sueldo de subsistencia, a los dependientes, a los desahuciados…