Los continuos ataques al cada vez más posible advenimiento de la 3ª República por
aquellos que proclaman esta monarquía como demócrata, sin querer recordar que fue impuesta por el vencedor de la guerra civil, otros dicen ser republicanos alejados de todo signo izquierdista, discurso utilizando el término izquierdista en sentido peyorativo o demonizado.
Tachan a los que enarbolamos la bandera del republicanismo de personajes con reminiscencias revanchistas, los perdedores en 1939. Cierto que algunos de los partidos políticos desde el 39 han mantenido en su programa el republicanismo, otros lo tenían aparcado por no irritar, y ahora vuelven a sacarlo a la luz, claro oportunismo político, igual que los republicanos de nuevo cuño, los no quieren tener ninguna connotación con la izquierda, acusándola de sectarismo, ¿quiénes son los sectarios?, proclamemos la República y posteriormente los ciudadanos elegirán la forma de gobierno dentro de un Estado participativo.
En cuanto al sentido revanchista y de nostalgia pregonado, les pregunto ¿de quién?, ¿de cuatro nonagenarios? Los que apoyan este discurso, sean monárquicos, los republicanos de nuevo cuño o los indiferentes, siempre recordando la inseguridad de aquellos años, los desmanes, los enfrentamientos entre los partidos políticos, con un argumento ad hominem, llegando a afirmar que en los periodos que no hubo rey en España las atrocidades aumentaron, haciendo flaca memoria a la historia monárquica, la española fue la más cruel y déspota desde los visigodos.
Todos los que continuamente recuerdan el periodo republicano de manera sesgada, son ignorantes en el mejor de los casos, otros son los cachorros de los sublevados vencedores, pero con un rasgo común, no quieren reconocer los logros alcanzados en tan pequeño periodo histórico, ni los preámbulos al 14 de abril de 1931 que fueron: el hambre, la pobreza, la miseria, la escasez, el desempleo, la corrupción de la clase política, sin olvidar que se acababa de salir de otra dictadura militar, llamada «dictablanda» y apoyada por Alfonso XIII, el mismo que apoyó a los sublevados en 1936, por ser esa dictadura no tan sangrienta como la posterior, de 1936 hasta 1975, pero dictadura al fin y al cabo, al estar abolida las libertades y derechos individuales.
Aquellos logros fueron, el sufragio universal, incluida las mujeres, la creación de 7.000 escuelas cuando el analfabetismo alcanzaba el 33%, las libertades en derechos civiles, prensa, divorcio, aborto, Estado laico…, abolidos desde 1939 hasta cerca de 1980 y ahora, de nuevo la iglesia se entromete para su abolición junto a las mismas fuerzas de entonces, la aristocracia, terratenientes, la burguesía -hoy el poder financiero y la banca-.
Pero los últimos acontecimientos han dado un vuelco en el sentimiento de los ciudadanos, debido al desmantelamiento del Bienestar Social, la pobreza, la miseria, la escasez, los desahucios, el desempleo, los privilegios de la clase política y la corrupción incluso en la Jefatura del Estado, esos son los argumentos exhibidos y el descontento de la población actual, se repite la historia en sus orígenes, pero la diferencia estriba en que no estamos en 1936, donde la transformación de aquella España estaba en manos de pocas personas, al no existir una clase media progresista e ilustrada como existe ahora, por lo tanto no es comparable los tiempos sin ése factor, estamos en el 2013.
Basta ya de falacias, estamos hartos de esos valores y antivalores que esputan, hablan de los padres de la Transición, haciéndola posible, debemos de rectificarles, los padres de la transición fue la ciudadanía harta de dictadura, y al igual que la canción de Jarcha querían «libertad sin ira», ira que sufrieron desde 1936 por los sublevados, querían descansar de persecuciones continuas a sus derechos, y desde 1977 han aguantado, la ira se relajó, pero nunca cejó, siempre recordando desde distintos ángulos maldades de la 2ª República. La sociedad actual no es la nonagenaria que pregonan, estamos en una sociedad distinta, con ciudadanos preparados y respetuosos de la Democracia desde 1977, pero traicionada por la corruptela política, por eso demuestran un sentimiento de repulsa a todos ellos. Los poderes fácticos mantienen el mismo discurso desde 1939, dándole un nuevo sesgo al decir que enarbolan la bandera del republicanismo fundamentándolo a la circunstancias adversas de la sociedad, en este caso las económicas y que se mueven de un lugar a otro esperando aliviarse, y si las circunstancias fueran positivas (la economía pujante y el pleno empleo), desaparecería el argumento contra la monarquía, estos elementos consideran a la ciudadanía un ente sin personalidad, nuevo insulto añadido. Recordémosles que desde la muerte del dictador, España ha sufrido diversas crisis económicas por distintos factores nacionales e internacionales, fueron desde 1974 a 1977, 1979 a 1985, 1990 a 1995 y la actual desde el 2008, dejando de lado la corrupción, es más perjudicial para los ciudadanos la pérdida de derechos adquiridos en El Bienestar Social debido por las privatizaciones en Sanidad, Educación, Dependencia a mayores, enfermos, marginados, vivienda, los poderes de la banca, la iglesia y un largo etcétera. Nunca se había reclamado con la vehemencia actual y por tantos sectores de la sociedad distintos el cambio de forma de Estado, de Monarquía a República, de personas como yo, republicanos sin militar en ningún partido político, igual a la inmensa mayoría de la población, profundamente progresista en lo social, seguramente dirán, que soy de izquierdas, siempre estigmatizando. Soy republicano por convencimiento racional al ser la forma de Estado de ciudadanos libres, con los mismos derechos, deberes y responsabilidades. Y como republicano tomo el testigo de Res Publica.
¡Abajo la monarquía! ¡Viva el pueblo soberano!